TRAGE REGIONAL
El traje típico de las mujeres consiste en un enredo de manta que llega casi al tobillo, cubierto en la parte inferior con bordados de colores en punto de cruz. Se tablea con muchos pliegues adelante y está sujeto con un ceñidor de lana, tejido todavía en un telar de cintura. La camisa es de manta y tiene un pequeño cuello alto. La manga termina con un punto ajustado que, al igual que el pecho de la prenda, está adornado con más bordados.
El quechquémel, está formado por una tira rectangular de manta, doblada a la mitad para formar cuadrados sobrepuestos.
Se cose por el lado adyacente al doblez y en su vértice queda la abertura para que pase la cabeza. Tiene alrededor una franja en punto de cruz, con figuras humanas y de animales, y otros bordados en las dos puntas, que caen sobre pecho y espalda. Las mujeres llevan el cabello suelto y lo atan a veces con cintas de lana tejidas en colores vivos.
El traje de charro como símbolo de identidad de México, por su tradición de origen campirano refleja parte de la cultura e identidad nacional.
El traje de charro representa lo mexicano y antes que nada, al mexicano surgido del mestizo a partir del siglo XVI. A finales del siglo XVIII, el traje de charro y sus complementos eran finísimos trabajos artesanales y de gran calidad, destacándose entre otras, los bordados, botonaduras de oro y plata, exagerados por su ornamentación y coloridos. A mediados del siglo XIX, fue modificado y definido el traje de charro, reflejando una imagen, que hasta en la actualidad se fue procurando conservar los detalles originales de su diseño.
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